Hace bastante tiempo adquirí en Jerez un libro del año 1716 titulado "Historia de la vida, virtudes y milagros de San Pedro González Telmo de la Sagrada Orden de Predicadores", escrita por Fr. Fernando de Pineda de la misma Orden, hijo del Real Convento de San Pablo de Sevilla.
En su corte delantero descubrí con sorpresa el nombre escrito de una persona: "Fr. F. de Cádiz".
Todo apunta a que sea el capuchino fray Félix de Cádiz (José Félix Longinos Arriete y Llano) nacido en dicha ciudad el 11 de marzo de 1811, en la calle San Miguel número 8. Ingresó en el Convento de Capuchinos menores de Cádiz hasta que en 1836 fue decretada la exclaustración de las órdenes religiosas. El padre Félix tuvo que acogerse durante varios años a la caridad de algunas familias gaditanas.
Su labor pastoral en la ciudad de Cádiz y, posteriormente en El Puerto de Santa María y Málaga, hicieron que la Reina Isabel II lo propusiera para el arzobispado de Cuba, lo que fue rehusado humildemente por el sacerdote gaditano.
A la muerte del obispo Juan José Arbolí y Acaso fue propuesto para la silla gaditana. Cuenta el padre León y Domínguez que fray Félix, al conocer la propuesta, estuvo largo tiempo arrodillado ante la Virgen del Rosario para finalmente aceptar la designación.
Su padrino fue el Príncipe de Asturias
Los cronistas e historiadores desde siempre hemos caminado entre las nebulosidades de la Historia. Existen muchas aportaciones a lo largo de los siglos y sobre ciertos aspectos han formado una nebulosa que solo se disipará si apareciese una estrella fuerte con una aportación fundamentada u objetiva. Actualmente no se ve una constelación clara... como decía mi antecesor historiador, D. Miguel Mancheño y Olivares: «La verdad debe salir evidente de nuestro estudio, clara como la luz del mediodía.»
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario